
La presencia de mujeres no es nueva en la larga y antigua experiencia de trabajo y arte de la Fabbrica, pero en ningún caso hasta ahora habían entrado trabajadoras en el cuerpo de sanpietrini. De hecho, la presencia de trabajadoras del mosaico en el Estudio del Mosaico Vaticano, dependiente de la Fabbrica, está consolidada desde hace años.
En el pasado, en el siglo XVI, se contrataba como obreras a viudas y huérfanos, casi siempre propietarios de una empresa familiar heredada del marido o del padre fallecido, a los que la Fabbrica garantizaba las mismas condiciones económicas y de trato laboral que se habían concedido al cabeza de familia masculino. Con el paso del tiempo, las mujeres fueron contratadas en las distintas profesiones artesanales de la Fabbrica, pero hasta ahora ninguna había conseguido entrar en los sanpietrini.